jueves, 21 de mayo de 2020

Son golpes de la vida

Para ser sincera recuerdo poco de mi infancia, realmente poco, sin embargo hay una presencia en ella que al pensarla, en todo momento me provoca sonreir: mi tío Arturo. A lo largo de su vida cultivó un gusto especial por la libertad, tenía pies inquietos y por ello era la estrella fugaz de la familia de Juancho, estoy segura que trazó muchos de los senderos que otros andarán. Ayer llamaron para decir que se fue y esta vez no vuelve más, reconozco que al escribir estas líenas la miranda se inhundó constantemente, sin embargo sé que cuando las lunas se acumulen, volveré a sonreír al evocar el recuerdo de mi tío, una presencia amable y muy querida de mi infancia.

domingo, 24 de enero de 2016

There is a light that never goes out

Sinópsis: Calle 2 poniente, ciudad de Puebla. En un edificio cuya presencia pasa desapercibida para los transeúntes, trabajan Eduardo y Graciela, turnos: vespertino y nocturno, respectivamente.
 En Octubre de 2012 la vida - o la gerente de producción- decide que sus caminos se encuentren y, ella deja la noche. De Lunes a Viernes los días transcurren con la monotonía propia de un trabajo de oficina, de un lugar sin ventanas, hasta que, un Sábado, Rol y Che conversan convirtiendo así al sexto día de la semana en el espacio de palabras, risas, juegos, galletas, música, colores, helados y lluvia.
Ya es Septiembre de 2013, el octavo día del mes referido es el cumpleaños de Rol, ella intentará hacerle saber a Eduardo, que es una de sus personas favoritas; para esto atormentará a su familia con sus ensayos matutinos y se convertirá en lo que haga falta, para ofrecer una interpretación plagada de gratitud, con la esperanza de que el mensaje llegue a destino.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Los días azules

5 de Octubre, celeste



La búsqueda desesperada de un objeto perdido deriva en un relato que pretende caber en los casi cuatro minutos de vida de la melodía de fondo.
Repasa mentalmente todos los lugares posibles, vuelve sobre sus pasos intentando recordar y así encontrar; no será lo perdido, pero conseguirá ambas cosas. Escucha su nombre y al voltear un movimiento brusco golpea accidentalmente el mueble que, al tambalearse deja caer un libro, lo mira en el piso, trata de adivinar el título pero renuncia enseguida y prefiere agacharse a levantarlo, al hacerlo lo primero que puede leer es: 
"un pedacito de sueño para caminar” Rafael 9-mayo-2010
Al pasar la página encuentra la imagen de una jacaranda en el parque de Santa Inés, sonríe, ahi están ellos, los dos al pie de aquel árbol, sentados en la jardinerita de unos quince centímetros de alto.
Lo siguiente es el primer párrafo que le devuelve el momento, Rafael entregó una bolsa muy especial, plástico blanco con el escudo de la universidad nacional en azul, contenía Utopía de Tomás Moro y un disco de Yann Tiersen, él mira insistente. A cambio recibe un gracias y una sonrisa inmensa que, seguramente incluye su característico gesto nervioso del pequeño mordisco en el labio inferior, le acompañan un corazón agitado y unas manos torpes y emocionadas, una mirada que quiere encontrar la suya. Cerca estuvo el abrazo, sí ,uno impulsivo, fuerte y sincero, uno que esperaba ser largo hasta desembocar en el par de palabras que daban cuenta de aquel sentimiento intenso y profundo que profesó hacia él por años, el mismo que le provocaba suspiros frecuentes y sonrisas sin sentido cada vez que lo veía aproximarse.
Quiso, pero nunca le contó a Rafael la otra historia de ese lugar, una que se escribió antes de aquel nueve de mayo. Quiso contarle acerca de la búsqueda de aquella casa que conoció una madrugada, en la que su camión se desvió del camino cotidiano en la mañana más oscura de diciembre.
Le gustaba entretenerse con cosas simples, buscar ventanas abiertas o luces encendidas a tempranas horas; ese día miró más alto y encontró la escultura de un perro, custodiando la ciudad desde su sitio. Se enamoró de la posible historia de aquella esquina, al momento seguramente se inventó algo, y ese algo distrajo su mente y sus sentidos durante el resto del trayecto, cuando al fin reaccionó pensó en regresar y fotografiar el lugar,sin embargo desconocía su ubicación, la cantidad de vueltas que su transporte diera para llegar y salir de ahí y su enfermiza manía por la distracción fueron las culpables de ello. Recorrió el rumbo una y otra vez mirando todas las azoteas céntricas con la esperanza de encontrar la casa, todo fue inútil. Como le sucedía con frecuencia, con el peso de la decepción a cuestas abandonó y, pasados los días, el olvido hizo su labor.
Por esas cosas para las que uno desprecia cualquier explicación, quizá un viernes o un miércoles al caminar de regreso a casa sintió una intensa necesidad, quería sonreír, la melancolía le sugirió volver a Santa Inés, obedeció. Miró la jacaranda, su vista la recorrió entera de la raíz a la copa, descubrió que el sol de las cuatro deslumbra fuerte y de inmediato desvió la mirada hacia su derecha, de pronto ahí, en la azotea de la esquina de la antigua calle sola, estaba el perro al que dedicó pasos y tiempo. Fue toda una revelación, un grato y predestinado encuentro.

Un sonido irrumpe, lo reconoce, es la veleta del mecanismo de cuerda en la cajita de música, anuncia el fin de la pieza, el cilindro gira más lento y las lengüetas tocan cada vez menos notas hasta parar en eco agudo. 
El parque, el perro, el árbol y el sentimiento han perdido intensidad en el color, han pasado tres años y con ellos se han palidecido de a poco, sin embargo guardan la calidez del sepia que les ha teñido y eso, para estos días de tonos fríos, le basta.
A Rafael, con gratitud.

jueves, 24 de mayo de 2012

domingo, 19 de diciembre de 2010

Chau número tres

No son mis palabras pero sí el mismo sentimiento, con certeza no es mi voz pero escucharás mi eco

Mario Benedetti


Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres

sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro

te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota

te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía

pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono

estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos

estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra

estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen

y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirandoté.
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sábado, 24 de julio de 2010

acerca del eterno decir adiós

Los recuerdos se derrumban, se pierden, se olvidan. Olvido, serás don y maldición, los dos a un mismo tiempo de los corazones abatidos. De felicidad destellos por una vida entera de tragos amargos, un poco de miel no basta, antes las madrugadas solían bastar para sentirse mejor, ya no; quisiera perderme en la bruma matinal de la plancha del zócalo, viajar en metro tanto tiempo como sea posible así, invisible como me he sentido algún momento, de una maldita vez recuperar lo perdido, tener una ventana en mi casa y un piano viejo que haga juego con ella. Viaje corto, minúsculo, quien lo inició ayer tenía más de lo que puede presumir la persona que ha intentado concluirlo esta madrugada. Hoy tengo un mal presentimiento cuando en el trayecto lluvioso la voz de los momento bajos, murmura al oído la verdad que no quiero ver, que provoca esa humedad que va de la mirada a los labios, que sabe a mar. No volverá, esta vez no...

viernes, 5 de marzo de 2010

No nos moverán

En los últimos meses, desde agosto del año pasado para ser exactos, tuve la sensación de no pertenecer a ningún sitio, me daba asco creer que era parte de un lugar donde el mundo al revés de Galeano se manifiesta a diario, me jodió y me jodió tanto haber sido obligada a renunciar a mi empleo que disfrutaba en verdad, pues tenía meses sin recibir mi salario como Dios manda, me desconcertó e indignó la conducta de las autoridades que pasan "desvelos" vigilando que se hagan valer los derechos de los trabajadores, su indiferencia y prepotencia frente a la angustia y desesperación de padres de familia, madres solteras; montones de personas que vi llegar durante los siete meses que duró mi proceso, que observé en las horas que esperé a pesar de tener cita, los vi rogar, desesperarse, los vi llorar y cuando llegó mi turno lloré también, por coraje, impotencia, decepción, por todo lo perdido, por todo lo robado, por los oidos sordos y, simplemente porque aunque juro que lo intenté,no pude contenerme.
Las desgracias no llegan solas y esta vez se dejaron venir con más fuerza, o tal vez el desgaste influyó para sentirlas más pesadas de lo habitual, lo cierto es que lo único que cambió diciembre fue llevarse la vida de un perro por la de un gato, y ahora sé que duele igual.
Parece que al fin sopla el viento a favor, hoy mismo llegamos a un acuerdo, acepté cobrar dos mil pesos menos de lo que me correspondía, por tonta, por cansancio, por necesidad, según se mire; pero para mí a pesar de todo es una victoria porque, aunque más de una vez como consejo o reproche me sugirieron renunciar a mi lucha, la necedad, la urgencia de seguir creyendo en algo, la dignidad me lo impidieron y simplemente porque no me daba la gana abandonar.
Lo que no mata fortalece, pero hay heridas con las que ya no se vive igual; alguna vez escuché decir a un luchador profesional que perder la máscara era como sufrir un paro cardiaco, una parte del corazón se muere; no sé si perdí la fe pero debió ser algo muy parecido, porque no puedo dejar de sentir una ausencia profunda, por ahora prefiero creer en lo que decía Galeano en la entrevista que me sugirió Rafa durante aquella larga conversación que nos tomó parte de la noche y madrugada; acerca de lo que se cree perdido, quizás esas cosas no se perdieron, se escondieron y nos están esperando.
Con gratitud y cariño a Gema, Isidro y Alfredo

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